Martín Prieto

Martín Prieto nasceu em Rosario em 1961. É professor de Literatura Argentina na Universidade Nacional de Rosario. Foi o principal promotor da escola objetivista argentina e fundador do Diario de Poesía. É coordenador das edições literárias da Editorial Municipal de Rosario.

Publicou  estudos sobre a obra de, entre outros, Jorge Luis Borges, Leopoldo Marechal, Raúl González Tuñón, Carlos Mastronardi, Juan L. Ortiz, Irma Peirano, Joaquín Giannuzzi, Juan José Saer, Juana Bignozzi e Hugo Diz.

É autor de sete livros de poemas: Verde y blanco (1988), La música antes (1995), La fragancia de una planta de maíz (1998),  Baja presión (2004), Los temas de peso (2009) , Natural (2014) e Retratos de ciertas personas de importancia en mi vida (2016). Escreveu também uma novela: Calle de las Escuelas número trece (1999) e um livro de ensaios: Breve historia de la literatura argentina (Taurus, 2006).

Ler mais: wordpress / uma entrevista / voces del siglo XXI /poemaspoemas 

Poemas

Amanece en el puerto de Montevideo.
El Río de la Plata,
que en su ancho parece mar,
oxida las rocas del muelle.
Las luces de los barcos
anclados allá
se reflejan sobre el agua tersa
y se hacen, cada una, dos.
Fascinado como el joven Burroughs
ante un espectáculo semejante,
empecé a temer, como él,
que si no me iba de Inmediato
tendria que quedarme allí para siempre.

 

lido aqui

                                 para Saer


La vista puede diluir las líneas galvanizadas
que marcan el límite de la propiedad
y hacer de este campo yermo
una barranca quebrada,
suponer sauce al paraíso
y río a esa franja de cemento
donde suceden autos brillantes,
haciendo de la percepción un instrumento del deseo,
y no de la verdad.

 

lido aqui

Ese año lo pasamos escuchando conferencias.
Una mujer recitó,
a propósito de Alejandría,
unos poemas de Kavafis.
Y lo hizo moviendo mucho los brazos,
señalando un rincón de la sala
desde donde llegarían los bárbaros.
Ese año, el invierno de ese año,
lo pasamos escuchando conferencias.

 

lido aqui

Nada más quisiera el alma:
una percepción emocionante,
materiales levemente corruptos
de eso que llamamos “lo real”,
y no estas construcciones de fin de siglo
en el bajo,
galerías desde las que miro
los mástiles enjutos de un barco griego.
tampoco el agua ni,
más allá,
eso que dicen es la provincia de Entre Ríos.

 

lido aqui

Estoy parado frente a un caballete en blanco frente al mar,

en cualquier país de Suramérica.
Entonces pienso:

estoy envejeciendo;
nada me atrae ya con nitidez.

Un barco naranja crúzalo al mar
al bies
y se pierde.
No seré yo quien lo pinte.

lido aqui

Por las hendijas de la persiana
entra la luz del amanecer para destacar
en la penumbra sensible, sobre la mesa,
el par de tazas que usamos anoche
y quedaron sin lavar.
Echo, en una, un chorro de café
y no sé nada, no pienso nada, sigo dormido,
hasta que apoyo la boca
en el borde de la porcelana
y reconozco ahí un resto de saliva
seco ya y todavía perfumado
que concentra, sobre mi cabeza,
toda la presión del universo.

poema lido aqui

UNO

Después de varios años dedicados
a la minucia, al enfermante relevamiento
de los detalles, decidí abocarme
a los temas de peso: el amor, la política,
la trascendencia, la gloria. Finalmente
convencido de que el mundo
era más amplio que mi departamento,
compré una pila de tarjetas magnéticas
y salí a recorrer la ciudad en colectivo,
atento al paisaje y al rumor sordo
en el que se convertía la parla simultánea
de mis contemporáneos. La bruma gris
que se levanta en los barrios de la quema
y la otra, prístina, que emerge rosa del agua
del río león, envolvían mis paseos en un aura
de ensueño y todo se aparecía corrido
de la justa dimensión de lo real.
Vi epopeya donde debí ver miseria
y degradación donde había renunciamiento.
Niños vi: pero eran viejos. Y vi dioses que eran perros.
¿Sol? No: pintura fresca. Y oro en lugar de arena. 

DOS

El agua no sino la sal
disuelta en el agua
sostenía mi cuerpo
sobre la superficie del mar
y yo miraba el cielo
atravesado por pelícanos
que traían noticias
de una zoología monstruosa.
Pensé que esa era la hora justa
para pensar en las cosas
en las que me había olvidado de pensar:
la familia, el trabajo.
Pero esa idea me distrajo de su objeto
y ya no pude pensar
sino en cómo era que el agua
o que el agua y la sal
mantenían a flote
el cuerpo pesado
de un hombre de cuarenta años,
con una preocupación por hueso
cómo, sobre todo,
hacía el cuerpo para
sostenerse ahí
por qué toda la presión del universo,
no me hundía de una vez.

DIECISÉIS

Te fuiste, volviste, te volviste a ir,
en lugar de mensajes grabaste
en el contestador unas canciones
que debíamos descifrar,
pero te olvidaste de que el vigor de un signo
compuesto a las seis de la mañana
no puede interpretarse igual a las nueve de la noche,
y yo leía indiferencia donde había amor,
claridad en el agua turbia de un pantano. 
 

de Los temas de peso, Ediciones Vox, Bahía Blanca, 2009

Um

Depois de vários anos dedicados
à minúcia, ao realce doentio
dos detalhes, decidi concentrar-me
nos temas importantes: o amor, a  política,
a transcendência, a glória. Finalmente
convencido de que o mundo
é maior do que meu apartamento,
comprei um monte de cartões magnéticos
e saí para percorrer a cidade de autocarro,
atento à paisagem e ao rumor surdo
que resulta das conversas simultâneas
dos meus contemporâneos. A névoa cinza
que se ergue da combustão dos bairros 
e uma outra, antiga, rosada, emergindo da água
do rio león, envolveram meus passeios numa aura 
de sonho e tudo parecia emergir
da exata dimensão do real.
Vi épico onde deveria ter visto miséria
e degradação onde havia renúncia.
Vi crianças: mas eram velhas. E vi deuses que eram cães.
Sol? Não: tinta fresca. E ouro em vez de areia.

 

Dois

Não a água , mas o sal
dissolvido na água
sustinha o meu corpo
sobre a superfície do mar
e eu olhava para o céu
atravessado por pelicanos
que traziam notícias
de uma zoologia monstruosa.
Pensei que era a hora certa
para pensar nas coisas
em que me esqueci de pensar:
A família, o trabalho.
Mas essa ideia distraiu-me do objectivo 
e não consegui pensar em  mais nada
a não ser em como é que a água
ou a água e o sal
mantinham a flutuar
o corpo pesado
de um homem de quarenta anos,
com uma preocupação fixa
sobretudo, em saber
como fazia o corpo para
se suster ali
como é que toda a pressão do universo,
não me afundava de uma vez.

 

Desasseis

Foste embora, voltaste e tornaste a ir,
em vez de mensagens gravaste
no teu atendedor algumas músicas
que para eu decifrar,
esqueceste-te que o significado de um enigma
composto às seis da manhã
não é entendido do mesmo modo às nove da noite,
e eu lia indiferença onde havia amor,
claridade na água turva de um pântano. 

 

   versões minhas

Compro velas para mi santuario personal.
La chica que vende velas se llama Laura Sandoval,
y dice que nunca comió con velas;
no sé si me está dando una información
de la que puedo prescindir en los próximos 50 años,
o me lo dice porque quiere que la invite a cenar a las luz de las velas.

Algo de ella me dice que lo primero es la verdad;
algo mío me dice que lo segundo es más verdad.

Prendo una vela por Laura Sandoval,
que ha activado el motor oxidado de la duda.

(En noviembre del 2000 Laura Sandoval era empleada del supermercado La Gallega, Rosario, Argentina)

 

de Antologia de la Nueva Poesia Argentina, Perceval Press, 2009

Compro velas para o meu santuário pessoal.
A rapariga que vende velas chama-se Laura Sandoval,
e diz que nunca comeu com velas;
não sei se me está a dar uma informação
de que posso prescindir nos próximos 50 anos,
ou se quer que a convide a cear à luz
das velas.

Alguma coisa nela me diz que a primeira hipótese é verdadeira,
algo em mim me diz que a segunda é mais verdadeira.

Acendo uma vela por Laura Sandoval
que activou o motor oxidado da dúvida.

(Em Novembro de 2000 Laura Sandoval era empregada do supermercado La Gallega, Rosário, Argentina)

versão lida aqui